El ecosistema marino de la costa del suroeste de la isla de Tenerife está en peligro. Una de las zonas más ricas en biodiversidad de cetáceos del territorio español, considerada como protegida a nivel mundial desde el pasado mes de enero, podría verse afectada gravemente por el proyecto de construcción de un nuevo macropuerto comercial en Fonsalía.
Con la meta de proteger la biodiversidad de este ecosistema a largo plazo, la franja Teno-Rasca fue catalogada en 2011 como Zona Especial de Conservación (ZEC) dentro de la Red Natura 2000, un listado que recoge las áreas europeas protegidas para su conservación. El problema es que el mapa del diseño de la ZEC dejó un vacío en su centro, entre los pueblos de Alcalá y Playa San Juan, espacio en el que se planea la construcción del puerto, con el objetivo de que la protección de la Unión Europea no pudiese intervenir en la construcción de esta gran infraestructura.
Tal como ha recogido National Geographic, la Alianza Mundial de Cetáceos convirtió esta misma franja oceánica de 22 kilómetros en el primer Lugar Patrimonio de Ballenas de un país europeo, tercero a nivel mundial después de Bluff, en Sudáfrica, y Harvey Bay, en Australia.
Allí habita una de las pocas poblaciones residentes de calderón tropical del mundo, que conviven entre Tenerife y La Gomera con ballenas, delfines, tiburones y otras 26 especies de cetáceos. Un total de 74 especies marinas protegidas residen en estas aguas, como la tortuga verde o la tortuga boba, catalogadas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN en sus siglas en inglés) como en peligro de extinción y vulnerable respectivamente.
Infografía del puerto de Fonsalía
Para protestar contra este proyecto y divulgar los peligros que conlleva para la conservación de la fauna marina ha nacido la plataforma ciudadana Salvar Fonsalía, a la que ya se han unido caras conocidas como Carlos Bardem y numerosos influencers y personajes conocidos que han querido sumarse a esta iniciativa.
"La contaminación acústica, química y de residuos, el gran flujo de embarcaciones y, en general, la presencia humana constante en la zona afectaría a las poblaciones que residen ahí o que migran, condenando esta área rebosante de biodiversidad a una decadencia rápida e ineludible", han explicado desde la plataforma.
Además, "se incrementaría proporcionalmente el tráfico marítimo en la ZEC, aumentando el riesgo de colisiones con cetáceos y tortugas, así como la contaminación química, lumínica y acústica del área", afirma el análisis del impacto presentado a Europa.
Como ya sucedió con el puerto de Granadilla, casi en desuso desde su construcción, según denuncian las organizaciones medioambientales, los intereses económicos chocan contra la sostenibilidad medioambiental en un litoral que soporta de por sí una gran presión turística.
Si el proyecto portuario se lleva a término, cinco buques y más de 500 embarcaciones cruzarán día y noche las aguas protegidas para alcanzar el nuevo puerto y las consecuencias, según la Plataforma Salvar Fonsalía, serían devastadoras.
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