La raza de un perro no implica que tenga unos rasgos de comportamiento concretos. Esto es lo que determina un reciente estudio genético realizado a más de 2.000 canes junto con unas 200.000 respuestas de dueños de esos animales. El estudio, publicado en la revisa Science, pone en duda las suposiciones actuales sobre estereotipos de razas de perros, empleadas para determinar que ciertas razas sean más cariñosas o ariscas, agresivas o dóciles.
Casi todas las razas modernas de perros se crearon en los dos últimos siglos. Anteriormente, los canes se seleccionaban por los rasgos centrales de sus roles funcionales, como la caza, la vigilancia o el pastoreo. No fue hasta el siglo XIX cuando los humanos comenzaron a seleccionar perros por rasgos físicos y estéticos que definen las razas como hoy las conocemos. Actualmente, a la mayoría de las razas caninas modernas se atribuyen temperamentos característicos que están asociados con su función ancestral.
Esto implicaba la creencia de que la ascendencia racial de los perros predice su temperamento y comportamiento. Debido a ello, en algunos países se han elaborado leyes específicas de razas que pueden incluir restricciones de seguros o la prohibición total de poseer perros de algunas razas. Sin embargo, existe una gran escasez de investigación genética que ilustre y justifique con pruebas un vínculo entre la raza y el comportamiento.
Para abordar esto, Kathleen Morrill, de la Universidad de Massachusetts (Estados Unidos), y sus colegas utilizaron estudios genómicos para buscar variaciones genéticas comunes que pudieran predecir rasgos de comportamiento específicos en 2.155 perros de raza pura y mixta.
New in Science: A genetic study involving more than 2,000 dogs suggests that, contrary to popular belief, breed alone is a poor predictor of behavior.
— Science Magazine (@ScienceMagazine) April 28, 2022
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Combinaron estos datos con 18.385 encuestas de propietarios de mascotas de Darwin's Ark, una base de datos de rasgos y comportamientos caninos informados por los propietarios. Los datos conductuales se analizaron en las razas notificadas por los dueños y los ancestros de raza detectados genéticamente.
Los resultados de estas pruebas, que incluyeron datos de 78 razas, identificaron 11 lugares genéticos asociados con el comportamiento, aunque ninguno de ellos era específico de la raza.
Entre los comportamientos predichos con mayor fuerza por la genética estaba la docilidad del perro, es decir, cómo responde a la dominancia humana. Sin embargo, esto varió significativamente entre canes individuales.
Según los hallazgos, la raza solo explica un 9% de la variación de comportamiento en perros individuales. De hecho, para ciertos rasgos de comportamiento y elementos de la encuesta, la edad o el sexo del perro fueron los mejores predictores del comportamiento.
Los investigadores no pudieron encontrar comportamientos que fueran exclusivos de ninguna raza. "La mayoría de los comportamientos que consideramos características de razas de perros modernas específicas probablemente se debieron a miles de años de evolución del lobo al canino salvaje, al perro domesticado y, finalmente, a las razas modernas", ha detallado Elinor Karlsson, de la Universidad de Massachusetts.
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