¿Qué enfermedades pueden contagiarnos los animales exóticos en casa?

Las enfermedades que los seres humanos podemos contraer de los animales se denominan zoonosis. De hecho, una gran parte de las enfermedades que afectan a las personas proceden, en sus orígenes, de animales o de productos animales, y suelen ser causadas por bacterias, virus o parásitos. A día de hoy, la que más polémica está despertando es la COVID-19.

 

Los animales salvajes pueden estar infectados con gérmenes, virus y parásitos. Los ciervos y el ratón ciervo, por ejemplo, son portadores de garrapatas que causan la enfermedad de Lyme. Otros animales exóticos pueden portar la rabia. Los reptiles plantean un riesgo particular. Las tortugas, las serpientes y las iguanas pueden transmitir Salmonella a sus propietarios. ¿Lo sabías?

 Antes de entrar de lleno en el SARS-CoV-2 y cómo afecta a los animales, vamos a hablar de otras enfermedades que pueden contagiarnos los exóticos.

 
La rabia es una enfermedad que afecta el sistema nervioso de los mamíferos. Es causada por un virus y, generalmente, se transmite por un animal infectado que muerde a otro animal o persona. Es una enfermedad mortal que, por suerte, se erradica sin mayor dificultad mediante la vacunación.

 
Si tenemos aves en casa como mascotas, debemos saber que pueden transmitirnos la criptococosis o la psitacosis, entre otras enfermedades. La primera está desencadenada por un hongo que se contrae cuando una persona inhala organismos presentes en los excrementos de las aves y que puede producir neumonía.

 
La psitacosis, conocida popularmente como "fiebre del loro", tiene origen bacteriano y podemos contagiarnos al entrar en contacto con heces aviares infectadas o con el polvo que se acumula en las jaulas de los pájaros. Algunos de sus síntomas son tos, fiebre alta y dolor de cabeza. Tiene tratamiento mediante antibióticos.

 
Estas son solo algunas de las enfermedades que pueden transmitirnos nuestros animales de compañía si no tomamos las medidas higiénicas necesarias. Sin embargo, ahora la más preocupante y la que está en boca de todos es la COVID-19. ¿Pueden nuestras mascotas contagiarnos el coronavirus? ¿Los animales exóticos son especialmente preocupantes?

 

La COVID-19 y nuestros animales

 

Tal como especifican en esta guía realizada por profesionales, hasta la fecha, como establecen la OIE y la OMS, no existe evidencia alguna de que los animales de compañía sean un factor significativo en la propagación de la enfermedad.

 

Un claro ejemplo de ello es Estados Unidos, un país con una alta incidencia de COVID-19 entre la población humana en el que unos 150 millones de animales conviven con las personas, sin haberse registrado ningún incremento de patologías respiratorias en ellos.

 

Las conclusiones de varias investigaciones confirman que hay algunas especies más vulnerables al contagio y a desarrollar la COVID-19. Gatos, hurones, visón americano y el hámster sirio son los principales. Los macacos de los géneros Cynomolgus y Rhesus también pueden transmitir el virus. Los perros, en cambio, tienen baja predisposición a la infección.

 

Ya hemos visto que, para evitar posibles contagios, están siendo sacrificados millones de visones en distintas granjas de Europa tras detectarse casos positivos entre los mustélidos. Según los expertos, todo parece indicar que es el ser humano el que contagia a estos animales en dichos centros de trabajo.

¿Cómo evitar posibles contagios?

En la guía mencionada nos detallan algunas iniciativas que debemos tomar ahora y siempre para poner freno a una posible infección mutua de patógenos con nuestros animales de compañía.

 

•  Evitar los besos, compartir comida o una misma cama.

•  Mantener una higiene de manos adecuada y bañar con regularidad a nuestros animales, según necesite cada especie.

•  Lavar sus recipientes y la cama de nuestros animales de forma habitual.

•  Lavar y desinfectar jaulas y otros habitáculos donde permanezcan.

 

Siguiendo estas medidas higiénicas básicas y ofreciendo cuidados profesionales a nuestros animales, podremos convivir con ellos sin miedo a padecer ninguna enfermedad.