¿Alguna vez has visto a un conejo caminar sobre sus patas delanteras? Podría parecer un caso aislado a priori, una anécdota curiosa. Sin embargo, todo parece responder al síndrome sauteur d'Alfort y ya han descubierto qué lo origina.
En 1935, el veterinario francés Étienne Letard observó y estudió a un conejo que tenía la habilidad de caminar sobre sus patas delanteras, levantando verticalmente la parte posterior del cuerpo en una acrobacia que en humanos se denomina popularmente "hacer el pino".
Conejo caminando sobre sus patas delanteras
Por aquel entonces, Letard trabajaba en la Escuela nacional de veterinaria de Alfort (Île-de-France, Francia) pero nunca llegó a descubrir el origen de esta conducta animal.
Además, tiempo después, pudieron comprobar que algunos de los descendientes del animal sauteur d'Alfort (saltador de Alfort, como se denomina técnicamente este síndrome) también hacían lo mismo sin haber sido entrenados y sin tener una razón aparente que les llevase a adoptar esta postura corporal.
Los conejos saltadores de Alfort habrían pasado a formar parte del anecdotario animal, hasta que en 1990 varios expertos plantearon la posibilidad de que esta conducta respondiera a una alteración genética.
Ahora, un equipo de científicos encabezado por Miguel Carneiro, de la Universidad de Porto en Vairao (Portugal), ha descubierto una mutación genética que podría ser la causa del síndrome sauteur d'Alfort y estar en la raíz de otras formas de desplazamiento por saltos de diversos grupos de animales. Los resultados de esta investigación han sido publicados en la revista PLOS Genetics.
¿Explicaría el origen de problemas motores en humanos?
La explicación científica es difícil de entender para quienes no son especialistas en el asunto. Por ello, en un intento divulgativo, la revista Science en su versión online publica un artículo en el que se resume que "el gen involucrado (con los conejos de Alfort) contiene pistas sobre cómo la médula espinal permite caminar, saltar e incluso pararse con las manos, un hallazgo que encaja con otros trabajos realizados durante la última década en ratones y caballos".
"Juntos, los estudios brindan una imagen emergente que puede ayudar a explicar cómo se mueven todos los vertebrados, incluidos los humanos", detalla Science en este artículo divulgativo de Elizabeth Pennisi.
La observación de los conejos "acróbatas" de Alfort, que podría haber acabado en el olvido hace décadas, se abre ahora al estudio de déficits motores humanos como la enfermedad de Charcot-Marie-Tooth, un problema grave en el sistema nervioso caracterizado por debilidad muscular. Así lo ha explicado a Science la profesora Stephanie Koch, neurocientífica del University College London.
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