En 2050, los megaincendios no solo se multiplicarán, sino que serán, si cabe, más peligrosos de lo que ya son en el presente. Así lo ha determinado un estudio realizado por 50 expertos para el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Las cifras son abrumadoras.
El informe publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) explica que, si las autoridades no toman las medidas necesarias para prevenir estos megaincendios, el incremento de estos fuegos sería del 30% en el año 2050.
Los orígenes de los megaincendios son muy dispares, desde los naturales provocados por los rayos o las erupciones de los volcanes, hasta los creados por la actividad del ser humano, que son la mayoría. Algunas de estas acciones son la limpieza por ignición de rastrojos, o la tala y quema de grandes áreas. A estos factores determinantes podemos sumar la negligencia y otros actos delictivos.
En los últimos años, también hemos visto, horrorizados, cómo las infraestructuras energéticas provocaban grandes incendios en California, o cómo la deforestación causaba los fuegos de la Amazonia y el Pantanal sudamericanos, o las llamas de Australia, que arrasaron miles de kilómetros de bosques naturales poniendo fin a la vida de miles de animales que habitaban en ellos, entre los que se encuentra el koala.
Los expertos están especialmente sorprendidos por los eventos de los últimos años, que han sido más graves, más duraderos y se han producido con una mayor frecuencia. Son lo que denominan como megaincendios.
El cambio climático forma parte trascendente de esta transformación, puesto que una mayor temperatura continua hace más duraderas e intensas las sequías, por lo que la vegetación responde a este estrés hídrico reteniendo toda la humedad posible.
Para ello, cierra los estomas (diminutos orificios de las hojas que captan CO2 del aire para la fotosíntesis y a su vez regulan la cantidad de agua de la planta) durante los períodos de sequía, dejan de realizar su fotosíntesis y no crecen más. Si la sequía se prolonga, directamente se secan y mueren. Es esta madera altamente inflamable la que vigoriza los incendios, desarrollando un clima compuesto por gas caliente, vientos y partículas en llamas que multiplica los incendios y su fuerza.
Asimismo, en las zonas más calientes del planeta se está experimentando un alargamiento pronunciado de la duración de las épocas de incendios, que ahora comienzan en primavera y se alargan hasta el otoño, mientras que, hasta hace unos años, se centraban principalmente en la época estival. Cada vez se acumula más CO2 en la atmósfera, hecho que retroalimenta al cambio climático.
Todos podemos aportar nuestro granito de arena en la prevención de incendios forestales, sobre todo si decidimos invertir nuestro tiempo en zonas con vegetación o en bosques naturales. Es importante que tengamos claras las siguientes recomendaciones:
- No encender fuegos en zonas de bosque o cerca de los árboles.
- Recoger toda la basura generada.
- No lanzas los restos de cenizas ni apagar colillas en el campo.
- Denuncia las quemas clandestinas para evitar posibles riesgos.
- Si hay restos de fogata encendidos, arroja agua o tierra para apagarlos antes de que sea tarde.
- Obedecer las señales de restricción de zona o temporal de riesgo.
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