Rafiki era uno de los últimos gorilas de montaña de Uganda. Y uno de los más famosos. Su especie está en grave peligro de extinción y solo quedan un millar de ejemplares. Los cazadores furtivos ugandeses han decidido poner fin a su vida.
Cuatro sospechosos han sido arrestados en el mismo parque de Bwindi (suroeste del país), que colinda con Ruanda y la República Democrática del Congo. Un rincón único en el mundo ya que solo aquí vive esta especie de gorilas. Han sido detenidos por la Autoridad de Vida Salvaje de Uganda (UWA).
¿En defensa propia?
Uno de los detenidos, residente de la localidad de Murole, tenía en su posesión carne de potamoquero (una especie de cerdo salvaje) y varias armas de caza.
Confesó haber matado al conocido primate, pero aseguró que fue en defensa propia, cuando el primate intentó atacarle a él y a los otros tres sospechosos.
Rafiki, un gorila inolvidable
Rafiki, un gorila "amigo"
Su nombre significa "amigo" en suajili. Se trataba de un ejemplar macho de espalda plateada, que implica que es dominante, que pertenecía a la familia de Nkuringo, formada por 17 miembros.
Una figura popular y querida entre los ugandeses y los visitantes del parque en el que habitaba.
El informe de la autopsia concluye que el gorila falleció después de que un objeto afilado le atravesase la parte superior izquierda de su abdomen hasta alcanzar sus órganos, ha explicado la UWA en un comunicado.
En peligro crítico de extinción
Según ha recogido EFEverde, Rafiki llevaba desaparecido desde el 1 de junio. Los equipos de rastreadores del parque hallaron su cadáver en la misma reserva natural.
La población de gorilas de montaña, especie en peligro crítico de extinción que habita en tres parques de Uganda, República Democrática del Congo y Ruanda, se estima en 1.004 ejemplares, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
En apenas ocho años, la población de esta especie -la “beringei beringei”- ha aumentado en el parque de Virunga de 480 ejemplares en 2010 a 604 en la actualidad (41 grupos y 14 machos).
El bosque de Bwindi, rincón natural en el que vivía, está inscrito en el Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Sirve como refugio de casi la mitad de los gorilas de montaña que quedan en el planeta, de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
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