Los barcos ponen en peligro a la ballena franca

Las ballenas francas corren peligro. Esta especie fue objeto de caza rozando la extinción hasta el año 1935, cuando comenzó la prohibición de esta práctica. Hoy tan solo quedan 400 ejemplares que continúan luchando por sobrevivir: sufren golpes de grandes barcos y se ahogan en redes de pesca.

Ballena franca saltando en libertad

A pesar de que pueden llegar a las 70 toneladas de peso y alcanzar los 15 metros de longitud, las ballenas francas no pueden competir con grandes embarcaciones como los cruceros. Están al borde de la extinción pero siguen luchando contra la acción del ser humano en su hábitat natural.

Cualquier golpe procedente de estas naves a una elevada velocidad puede llevarlas a la muerte por hemorragia. También embarcaciones de menor tamaño o que naveguen a pocos nudos por sus aguas pueden suponerlas cortes y heridas importantes.

Investigaciones que recoge la organización internacional Oceana han concluido que las hembras embarazadas o con una cría son las más susceptibles de recibir estos golpes al pasar más tiempo en la superficie.

En enero de este mismo año, un incidente hizo que un recién nacido pareciese cortes en su rostro que hizo que su madre no pudiese seguir amamantándola. No han vuelto a avistar a esta familia en semanas.

Las ballenas no pueden evitar estos golpes cuando las embarcaciones van a ciertas velocidades. Migran de Florida al Golfo de San Lorenzo cada primavera y regresan en el otoño. La única solución viable es reducir la velocidad de los barcos. Según los últimos estudios de Oceana, si se redujese la velocidad a menos de 10 nudos en estas áreas, se reduciría el riesgo de una colisión letal hasta un 86%. Para ello, los gobiernos de Canadá y Estados Unidos han implementado algunas medidas de restricción voluntarias y obligatorias.

Tal como denuncia Oceana, los barcos ignoran la petición de reducción en las zonas voluntarias para proteger a las ballenas francas. Entre el 22 de enero y el 6 de marzo de 2020, más del 41% de los 446 barcos en el área superaron la velocidad límite de 10 nudos establecida por la National Oceanographic and Armospheric Administration para reducir el riesgo de producir daños a estos cetáceos.

Desde Oceana solicitan también al gobierno de Canadá que tome medidas restrictivas especialmente en el Golfo de San Lorenzo, fuente de alimento para las ballenas.

Proteger a las ballenas

Si quieres colaborar con Oceana para trasladar esta petición para proteger a las ballenas francas, están solicitando firmas aquí.