¿Cómo es el pulpo en realidad? ¿Es el "alienígena" marino que aparenta ser? ¿Se diferencia tanto del ser humano como podría parecer? Las reveladoras imágenes del documental Lo que el pulpo me enseñó, de James Reed y Pippa Ehrlich, responden a estas preguntas introduciéndonos a un mundo tan desconocido como apasionante. Nos invita a navegar más allá de corales y aguas turquesas, más allá de las apariencias, rumbo a la verdad de una criatura hasta ahora tan misteriosa como, en ocasiones, denostada.
Un trabajo de seguimiento, convivencia e incluso sentimiento que le ha valido el Óscar al mejor documental, por delante de la candidata chilena El agente topo, la clara favorita desde que se conociesen las nominaciones.
Un hallazgo único en su especie
La relación casi simbiótica que une al realizador y protagonista con este pulpo hembra pasa de parecer una quimera un tanto excéntrica a revelar lo que se esconde detrás de ese par de ojos penetrantes rodeados de tentáculos y ventosas.
Este documental desvela uno de los incontables misterios que nos regala cada día la naturaleza.
Una sorprendente historia que nos permite salir de los convencionalismos establecidos, conociendo a un ejemplar que permanece en las sombras, como tantos otros, pero cuya existencia se antoja compleja, necesaria y rica en matices.
Además de su evidente belleza cinematográfica, Lo que el pulpo me enseñó nos permite descubrir lo que hay bajo el agua de Sudáfrica, recorriendo sus ocultos bosques de algas sin movernos de casa, incorporando hallazgos de gran valor en cuanto al comportamiento de esta criatura en su hábitat natural.
Todo ello gracias a una paciencia y perseverancia dignas de Óscar.
Con la victoria de Lo que el pulpo me enseñó, el documental de naturaleza, hasta ahora poco valorado en este sector, da un nuevo salto en el escalafón cinematográfico abriendo las puertas, espero, a un llamamiento a la divulgación del conocimiento sobre la vida salvaje.
La relación respetuosa entre el ser humano y el animal queda así expuesta como posible, viable y muy necesaria para la mejor convivencia entre especies. Para la supervivencia de todos.
El alma de los pulpos
El comportamiento de la hembra de pulpo protagonista se describía similar, con detalles de otros ejemplares, en el libro El alma de los pulpos, de la naturalista Sy Montgomery, lectura en la que estoy inmersa desde hace varias semanas.
En sus páginas ya nos descubría la inteligencia y empatía de la que hacen gala estos animales, capaces de relacionarse con el ser humano, de reconocerlo y de mostrar su cariño, interés o rechazo por el mismo.
Montgomery explica cómo la pulpo Octavia pelea hasta el final de sus días por cuidar y mantener a salvo sus huevos, aún sin estar fertilizados, o cómo se relaciona con sus visitantes humanos lanzando sus tentáculos a modo de abrazo o expulsándoles con el sifón de agua.
Ahora, toda la magia del pulpo, por fin, ha salido a la luz con fuerza mediante este documental de Netflix que nos ayuda a empatizar, reconocer y respetar al prójimo. Que nos acerca un poco más al otro lado y nos libera de la supremacía que, habitualmente, abandera al ser humano. Esta maravillosa hembra de pulpo nos acerca a lo desconocido. Nos empuja a dar un paso más.
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