La historia de Saba, la osezna superviviente
Fue recogida a los cinco meses, desnutrida y deshidratada, tras haber perdido a su madre
Saba es el nombre de una osezna superviviente que ha supuesto un hito en la conservación de su especie en España. Fue rescatada hace ya casi un año en pésimas condiciones de salud, sin una madre que la ayudase a sobrevivir. Hoy su historia ha cambiado: vive sola en libertad y porta consigo la esperanza de lograr repoblar la subpoblación cantábrica oriental.
Cuando fue hallada, Saba tenía tan solo cinco meses, y padecía desnutrición, deshidratación y alteraciones neurológicas. Su recuperación y reintroducción en el Parque Nacional de los Picos de Europa en noviembre han supuesto un hito para la especie. Es un ejemplar procedente de la subpoblación cantábrica occidental que ha podido ser liberado en la subpoblación oriental, más pequeña y amenazada.
La osezna asturiana 'Saba' ?continuará su rehabilitación en #León tras alcanzar un desarrollo óptimo en #Cantabria, donde ha permanecido tres meses en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de #Villaescusa ?? https://t.co/SQ08WLYQdl pic.twitter.com/QswnD7D9EX
— Gobierno Cantabria (@cantabriaes) September 17, 2019
Saba, una cría huérfana
Saba era una cría de oso pardo cantábrico cuando fue avistada en un monte del municipio asturiano de Santo Adriano. Después de varios días de seguimiento por parte de los expertos, quienes también buscaron a su madre sin éxito, la osezna fue rescatada en las proximidades del cercado de la Fundación Oso en Proaza.
El ejemplar fue trasladado a un centro veterinario y, después de experimentar una mejoría, fue enviado al Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre, en Cantabria. Posteriormente, llegó al recinto de Valsemana, en León, un espacio en semilibertad y aislado. Un camino intenso que la dirigía a su nuevo y apasionante destino: su reintroducción en su hábitat natural.
En noviembre dio sus primeros pasos, en libertad, en los Picos de Europa, donde ha pasado ya seis meses en su refugio invernal. Siempre bajo vigilancia por parte de agentes medioambientales y celadores de Asturias y Castilla y León y del personal del Parque Nacional.
Ahora, las noticias vuelven a ser positivas. Saba se adapta de forma adecuada a su nuevo espacio y se encuentra en buen estado de salud, a juzgar por las imágenes tomadas en los primeros días de abril, ha informado el Gobierno asturiano.
ðŸ‘Saba, la osezna recuperada el año pasado, ha superado con éxito el invierno en los montes asturleoneses y se adapta poco a poco a la vida en libertad. @GobAsturias @cantabriaes @jcyl
— FundaciónOsoAsturias (@fundacionosoast) May 3, 2020
Aquí la podéis ver â¤µï¸ pic.twitter.com/1vpOrp26r4
En sus primeras semanas, Saba encontró refugio en una pequeña cueva situada a 1.000 metros de altitud, donde pasó los meses de invierno. Nunca estuvo en letargo continuo ya que hizo salidas continuas al exterior, en un radio de unos pocos cientos de metros.
A mediados de abril, esta hembra de oso pardo dejó su refugio invernal y ahora está empezando a recorrer la zona con movimientos cada vez más amplios. Esta osezna ha comenzado a pasear por los montes asturleoneses y ya es una más de la población oriental de osos de la cordillera Cantábrica, que cuenta con un número reducido de hembras, según los últimos estudios.
¿Cómo cuidan de Saba?
La vigilancia a distancia de esta hembra de oso pardo se efectúa por la captación de señal de dos pequeños dispositivos que se ubican en la espalda del animal con sistemas de transmisión: uno con señal en VHF que capta un receptor de mano portátil con antena, y otro que emite una señal GPS-GSM de telefonía móvil a una web y ofrece una localización casi exacta de la osezna sobre el terreno, siempre que tenga cobertura.
La labor de seguimiento la realizan cinco equipos, de entre tres y cinco personas cada uno, y cada grupo dispone de receptor con antena portátil que vuelca la información a una base de datos.
En estos meses, dado lo abrupto de la zona, no siempre se ha obtenido cobertura de su posición. Sin embargo, desde hace un par de semanas, al iniciar su periplo por los montes asturleoneses, se han empezado a transmitir los datos acumulados y de seguimiento diario.
Parece que los primeros pasos de Saba en esta primavera mantienen viva una esperanza. ¿Podremos seguir viéndola crecer fuerte y sana?
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