La historia de la osa Ina y los traumas del cautiverio

Animales salvajes viviendo en jaulas o hacinados entre cuatro paredes. Son muchos los rincones del mundo en los que todavía habitan, bajo imposición del ser humano, miles de animales que son capturados y criados en circunstancias que no favorecen nada a su bienestar. Este es el caso de la osa Ina, que nunca olvidará la jaula en la que vivió.

Ina es una osa marcada por el trauma del cautiverio después de pasar 20 años compartiendo una jaula pequeña en el zoológico de Piatra Neamt, en Rumanía. El plantígrado fue trasladado al santuario de osos Libearty, en la localidad rumana de Zarnesti.

Es allí donde somos testigos de las consecuencias del cautiverio: la osa Ina camina en círculos a pesar de disponer de un espacio mucho más generoso que antaño.

Durante su cautiverio, Ina compartía recinto con su hermana Anca y solo salían de su jaula para dar un paseo una vez por semana, según ha detallado el medio Timisoara Online.

Debido a lo triste de su historia, su situación se ha divulgado en redes sociales esta semana de la mano del Santuario Libearty a través de un vídeo en el que se puede ver a la osa "atrapada" en una jaula imaginaria en la que sigue dando vueltas.

"Esta es la imagen del trauma que a veces nunca se cura y nunca se olvida", han publicado los representantes de la Asociación Millones de Amigos que por fin lograron trasladarla al santuario tras varios años denunciando la situación de Ina.

¿Cómo podemos ayudar?

El santuario de osos ha querido compartir una reflexión para concienciar a la población de este tipo de situaciones: "Cuando vayas de visita a un zoológico con jaulas pequeñas o a un circo donde haya osos, recuerda esto". 

Como ya alertan otras organizaciones como Dolphin Project, que los animales salvajes continúen encerrados en zoológicos depende de nosotros. Si no contribuimos con nuestras visitas, se verán obligados a cerrar estos centros y se paralizarán las capturas.

Dolphin Project denuncia en directo cada día la caza de decenas de delfines en las costas de Taiji para ser trasladados posteriormente a distintos zoológicos. También orcas o belugas padecen las consecuencias negativas de la cautividad.

Varios países han dado los primeros pasos para poner fin a esta situación. Francia ha prohibido la cría de cetáceos en cautiverio, y Canadá ya no permite el cautiverio de marsopas, delfines y ballenas.