Evolucionar para sobrevivir a la caza

Desde hace unos años, los científicos que trabajan en Mozambique están percibiendo que un alto porcentaje de las crías de los paquidermos nacen sin su principal distintivo, los colmillos de marfil. No ocurre en todos los casos, pero sí en una mayoría de hembras. ¿A qué se debe esta mutación en la especie?

La bióloga Joyce Pool explica que, para comprender esta evolución en los elefantes, hay que remontarse a 1977, cuando en este país africano estalló una guerra civil que duró 15 años. Durante el conflicto, uno de los bandos implicados, la guerrilla de Resistencia Nacional Mozambiqueña, utilizó el marfil de los elefantes como su principal fuente de financiación.

Miles de elefantes habitaban Mozambique antes de esta guerra, pero después de tres lustros de violencia encarnizada, sobrevivían poco más de un centenar de ejemplares.

Cuando la paz llegó, por fin, a Mozambique, organizaciones como Elephant Voices comenzaron a estudiar a los supervivientes. ¿La conclusión? La mayoría de las hembras tenían en común una extraña mutación en el gen que permite el desarrollo de los colmillos. Sobrevivieron gracias a no tener marfil.

Ahora, las crías de estas elefantas han nacido, en un 42%, tampoco tienen colmillos. Un cambio evolutivo que ha surgido en esta especie como un proceso de selección natural que está favoreciendo una mutación con una ventaja biológica: nacer sin colmillos.

La evolución en África

Esta situación no es única de Mozambique. En algunas zonas africanas, el 98% de las hembras ya no tienen colmillos, en comparación con el 2% o 6% de elefantes que nacían sin colmillos en el pasado, según los investigadores de un estudio del que se hacía eco el periódico británico The Independent.

Uno de los ejemplos más visibles se encuentra en el Addo Elephant National Park, en Sudáfrica, donde el 98% de las elefantas no tienen marfil. Los cazadores tan sólo dejaron 11 elefantes vivos en 1931, cuando el parque fue creado. En la actualidad, cuatro de las ocho hembras no cuentan con el marfil que las caracterizaba antaño.

Al parecer, una forma genética de decir "basta" a la masacre que se ciñó sobre ellas en el pasado, y que hoy todavía continúa afectando a su especie. Según WWF, cada año son asesinados más de 20.000 elefantes en el mundo por las mafias del tráfico de especies.