Ser un objeto de intercambio. Un capricho temporal o un "osito de peluche" al que abandonar o ceder a cambio de otro cuando ya no es posible ganar dinero a través de su sistema reproductivo. Vivir encerrados y hacinados en criaderos, muchos de ellos, ilegales. Esto es lo que esconden razas de perro como el ahora afamado pomerania. La otra cara de la moneda. El turbio negocio de quienes deciden lucrarse a costa de ellos.
No es oro todo lo que reluce. Cuando traemos a casa a perros de raza como el pomerania, no imaginamos lo que puede haber detrás de su crianza. No todos proceden de familias queridas o de criaderos en los que prime el bienestar animal por encima del beneficio.
Objetos de deseo
Los trueques son para el pomerania el pan de cada día. Sí, trueques. Son múltiples los anuncios que leemos en páginas de compras y ventas como Milanuncios en los que regalan perros de raza adultos porque quieren cambiarlos por otros o venderlos cuando ya alcanzan su vida adulta. Cuando ya no sirven.
"Pomerania adulta con 6 años. La cambio por dos yorkshire, me da igual cachorros o adultos", explica uno de estos anuncios, publicado desde Sevilla. En este anuncio, el propietario detalla que también tiene una pareja a la venta por 600€ y que el macho está "acostumbrado a inseminación artificial".
Captura de pantalla del anuncio del 25/10/2020
En la misma página, podemos ver que hay quienes incluso quieren intercambiar su televisor por un perro de raza Pomerania o Bulldog Francés. En este caso, el anuncio ha sido publicado desde Cáceres.
Captura de pantalla del anuncio del 25/10/2020
También desde Sevilla, pudiendo tratarse de la misma persona que publicaba el primer anuncio, comprobamos que "venden o cambian por dos hembras de Yorkshire de menos de tres años" a una hembra adulta de tres o cuatro años.
Este mismo sistema lo proponen también, como compartimos a continuación, vendiendo o cediendo a un perro de raza Husky Siberiano.
Captura de pantalla del anuncio del 25/10/2020
El negocio de los pomerania
Otros usuarios de Internet muestran su interés por la adquisición de camadas de distintas razas, probablemente para lucrarse a costa de su venta posterior.
Asimismo, son varios los anunciantes que venden perros adultos a cambio de un elevado coste, alegando que ya no pueden mantenerlos. Porque a los pomerania sí se les abandona pero no se les deja en la calle: sus propietarios prefieren venderlos para poder sacar beneficio económico de su abandono.
Captura de pantalla del anuncio del 25/10/2020
Nacidos para criar
Son numerosos los criaderos que viven por y para las razas Pomerania, Yorkshire Terrier o Bichón Maltés. La cuestión es si se puede obtener beneficio con un can de pequeño tamaño, como es el pomerania, sin abusar de estos animales.
Echemos cuentas. A los gastos de la obtención de la licencia de núcleo zoológico, del mantenimiento y de la compra de los primeros perros, se suma que son animales que no tienen más de tres o cuatro cachorros por camada. En el caso del Lulú de Pomerania (el de tamaño más reducido), a veces tan solo tiene un cachorro por camada.
¿Cómo conseguir mantener este negocio con tan escaso número de crías y respetando los dos años entre partos que recomiendan los veterinarios? No hace falta ser matemático para comprobar que los números no cuadran.
Es por ello que son muchos los criaderos ilegales que las autoridades descubren y denuncian cada año. Lugares en los que los perros viven hacinados en jaulas con el único objetivo de reproducirse, sin importar su estado de salud. Estos criaderos también se realizan, a pequeña escala, en domicilios y hogares de quienes luego tratan de mantener este negocio a través de páginas de anuncios como la expuesta anteriormente.
Pomerania jugando en la nieve
Adopta un pomerania
Aunque entrando en páginas de compra y venta no podemos evitar sentir la necesidad de adquirir todos los perros disponiles con el único fin de ofrecerles un verdadero hogar, denunciar e informar sobre estos hechos es fundamental para poner fin a esta lacra social. Una lacra que queda, además, publicada, sin ningún tipo de control, castigo o penalización.
Por todo esto, ahora más que nunca es relevante analizar y conocer dónde vas a adquirir o adoptar a tu mascota antes de dar un paso tan trascendental, sabiendo que estás ante una importante responsabilidad a largo plazo.
Organizaciones animalistas siguen reclamando la necesidad de endurecer las penas por los delitos de maltrato animal. ¿Y acaso los anuncios que hemos visto no suponen tratar al animal como un objeto y no como un ser sintiente reconocido como tal por ley? ¿No deberían ser tipificadas, por tanto, dichas propuestas?
Porque no todo vale o, al menos, no todo debería valer.
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