Grupos de científicos trabajan duro. En el horizonte, una meta: devolver a la vida al mamut, una especie que habitó la Tierra durante la Edad de Hielo y que se extinguió hace unos 10.000 años.
Ahora, aunque lejana, la meta parece más realista. Un equipo japonés ha asegurado en la revista Scientific Reports haber logrado signos de actividad biológica trasplantando núcleos celulares de tejidos del mamut en ovocitos de ratón. Un avance sin precedentes pero que todavía no nos aproxima a la "resurrección" de esta especie.
El protagonista de este nuevo descubrimiento es un mamut lanudo llamado Yuka, una cría de dos años y medio que parece que murió bajo las zarpas de unos felinos, para posteriormente ser destripada por seres humanos. Sus restos, muy bien conservados, permanecieron congelados en el permafrost de Siberia, en las proximidades de las costas del Océano Ártico. Allí han estado durante más de 28.000 años. Han sido los investigadores de la Universidad de Kindai en Osaka quienes han extraído la medula ósea y el tejido muscular de estos restos, el origen de este hallazgo.
Yuka, el mamut lanudo mejor conservado
Yuka, de pelaje de color rojizo, se ha convertido en un ejemplar famoso tras protagonizar un documental de la BBC y Discovery "Woolly Mammoth: Secrets from the Ice". También ha sido exhibido en Japón.
Un proceso de histórico resultado
Después de comprobar su autenticidad mediante la secuenciación del genoma, los investigadores inyectaron los núcleos celulares menos dañados del tejido muscular del mamut en ovocitos de ratones vivos mediante transferencia nuclear. El resultado no tiene precedentes: cinco de ellos mostraron signos de actividades biológicas que suceden justo como proceso previo a la división celular. La mala noticia es que ninguno de ellos logró esa división celular que necesitarían los expertos para renacer al mamut.
Los científicos también hallaron posibles signos de reparación del ADN del mamut. "Queremos que nuestro estudio avance hacia la etapa de la división celular", ha explicado Kei Miyamoto, uno de los autores del estudio. Sin embargo, Miyamoto ha sido realista y ha reconocido que aún queda "un largo camino por recorrer" para que la especie pueda volver a caminar por la Tierra.
Las especies antiguas o extinguidas contienen en sí información incalculable sobre las bases genéticas de la evolución y que nos podrían arrojar luz acerca de los factores de su extinción. Puede que este estudio sea el comienzo de un camino que concluya con el mamut lanudo de vuelta a la vida, pero es un hecho que, de ocurrir, no será a corto plazo. Este paso ha sido muy relevante, pero el siguiente es fundamental: la división celular. "Todavía estamos lejos de recrear al mamut", ha asegurado Miyamoto. Al menos este descubrimiento supone el inicio de una nueva etapa cargada de esperanza.
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