El lagarto tizón de Tenerife vive amenazado por el cambio climático y por la acción humana. Los niveles de estrés de este reptil aumentan en localidades con temperaturas extremas y menos precipitaciones.
Así lo explica un estudio reciente en el que ha participado el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), en colaboración con investigadores de instituciones de Portugal y Eslovenia. En él muestran cómo los índices de estrés de las poblaciones de lagarto tizón, Gallotia galloti, aumentan en localidades con temperaturas más extremas, cambiantes y con menos lluvias.
Este estudio publicado en la revista Science of the Total Environment, señala que perturbaciones humanas como la introducción de especies exóticas o el uso de pesticidas podrían agravar los efectos negativos producidos por el clima en la fisiología de estos animales.
Lagarto tizón de Tenerife | vía ABC
Han observado indicadores de estrés en estos animales condición, como una peor condición física y una elevada concentración de glucocorticoides en las heces y de parásitos en la sangre.
El lagarto tizón de Tenerife es una especie única de Canarias con un papel ecológico fundamental como dispersora de semillas.
El investigador del MNCN y de la Universidad de Oporto, Rodrigo Megía Palma, ha afirmado que, para obtener conclusiones, "medimos los parámetros en 611 ejemplares adultos de 24 localidades relacionándolos con factores como la temperatura máxima que se alcanza en el mes más cálido del verano, las oscilaciones anuales de temperatura, el grado de precipitación y el nivel de desarrollo humano de la zona".
Los resultados de esta investigación "muestran que los factores analizados influyen de distinta forma en los indicadores de estrés y afectan de manera desigual a machos y hembras", ha detallado Lucía Arregui, investigadora del MNCN. De hecho, en las hembras los niveles de infección por parásitos fueron mayores en zonas de la isla con temperaturas más elevadas y precipitaciones más escasas.
Según los resultados, el factor clave para las hembras es el agua, un recurso que necesitan con abundancia al final de la época reproductiva para producir los huevos o recuperarse después de la puesta.
En los machos han descubierto que la presión antrópica explica la variación en la concentración de glucocorticoides en sus heces.
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