Condenado a 14 meses de prisión por dejar morir a 45 vacas

Ha reconocido los hechos y ha aceptado la condena de 14 meses de prisión. Esto es lo que ha ocurrido con un ganadero guipuzcoano que dejó morir de inanición a 45 vacas de la explotación bovina que tenía en un caserío de Berastegi.

Asimismo, la justicia le ha condenado también a cuatro años de inhabilitación para cualquier profesión relacionada con los animales. Una condena que ha aceptado como condición de la acusación para rebajar la pena que reclamaba.

Vacas de granja | PIXABAY

La vista ha tenido lugar en el Juzgado de lo Penal número 2 de San Sebastián. Allí, la Fiscalía y la acusación particular, ejercida por la Asociación en Defensa de los Derechos de los Animales y su Legislación, Animal-Lex, que pedían un año y medio de cárcel para este ganadero, han accedido a rebajar su petición.

Lo hicieron con la condición de que el procesado admitiera los hechos que se le imputaban como autor de un delito de maltrato animal.

Las dejó morir de hambre

La muerte de las vacas se produjo en 2017, cuando el inculpado dejó de "dispensar alimento sólido a las reses" que formaban parte de su explotación ganadera.

Según el escrito de acusación de la Fiscalía, esta situación se prolongó "dos meses" durante los que resultó "imposible que los animales se alimentaran ya que "estaban estabulados y carecían de medios automáticos" que les dispensaran alimentos.

De esta manera, "murieron de inanición un total de 45 ejemplares bovinos". Las pérdidas económicas superaron los 90.000 euros.

Alega "estado de confusión"

Los habitantes de Berastegi fueron quienes alertaron a la Diputación del fuerte hedor que procedía de las instalaciones ganaderas. Fue la institución foral la que envió un veterinario al lugar.

El técnico encontró a las reses fallecidas, después de lo cual levantó acta del hallazgo y activó el protocolo correspondiente.

En su escrito de defensa, el inculpado explica que, aunque él era el titular de la explotación ganadera, ésta era propiedad de su padre y alega que, tras la muerte "por enfermedad" de dos de las vacas que cuidaba, entró en un "estado de confusión".

Este supuesto estado le "imposibilitó" para "ocuparse del cuidado" del resto de animales o "pedir ayuda" durante dos semanas, a consecuencia de lo cual fallecieron 45 ejemplares más.