Este peculiar cangrejo (Birgus latro) también es conocido como cangrejo ladrón o ladrón de palmeras. Latro, denominación en latín de la especie, significa ladrón. Un nombre que se le atribuye por, supuestamente, robar los frutos de los cocoteros. Sin embargo, es una denominación un tanto injusta ya que estos artrópodos difícilmente consiguen abrir un coco, por lo que no forman parte fundamental de su dieta.
Cangrejo de los cocoteros | PRENSA LIBRE
Aunque de primeras pueda no parecerlo, el cangrejo de los cocoteros, según los expertos, puede levantar con sus garras hasta 30 kg. ¡Ahí es nada! Gracias a sus garras, puede cargar cocos sin problema, aunque es más complicado que consiga abrirlos. Con ellas, también logra defenderse de sus competidores o depredadores.
Este cangrejo es un artrópodo terrestre. Sin embargo, sus larvas pasan su primer mes de vida en el mar, una capacidad la de mantenerse bajo el agua que olvidan cuando son adultos, ahogándose si son sumergidos. En la actualidad, este crustáceo está muy bien adaptado a la vida terrestre. Su primer par de patas está armado con grandes pinzas. Los dos siguientes pares son para caminar y trepar por las rocas y por los troncos de los cocoteros, llegando a alcanzar hasta seis metros de altura. El cangrejo de los cocoteros solo regresa al mar para desovar. Como vive en la tierra, ha desarrollado un magnífico sentido del olfato, por el que se guía en su día a día.
Hace décadas estos cangrejos vivían en amplios números por las regiones tropicales de los océanos Pacífico e Índico, principalmente en islas remotas donde las poblaciones humanas eran reducidas. En la actualidad, no existen datos concluyentes que determinen cuál es su situación exacta, pero lo que sí se sabe es que, debido a la destrucción de su hábitat en el último siglo, su rango de distribución ha disminuido drásticamente.
Su principal peligro es el ser humano, con la destrucción del hábitat derivada de las construcciones y del turismo, así como a la introducción de especies que depredan al cangrejo de los cocoteros en su edad joven.
Fue el naturalista holandés G. E. Rumphius (1705) quien realizó la primera descripción detallada de la especie, calificándola como una monstruosa mezcla de cangrejo de mar y cangrejo de río. Al famosísimo Charles Darwin también le llamó la atención en su paso por las islas Keeling durante su viaje a bordo del Beagle, y lo describió como un cangrejo de tamaño "monstruoso". Quizás el calificativo no sea el más certero para este artrópodo, pero lo que sí es cierto es que es de gran tamaño, pudiendo alcanzar los 4 kg de peso. Los machos son más grandes que las hembras, los artrópodos terrestres más pesados conocidos hasta hoy.
Su menú está formado principalmente por frutos carnosos, sus favoritos, pero el cangrejo de los cocoteros es también considerado un omnívoro oportunista que tampoco rechaza la carroña, incluso habiéndose observado algunos casos aislados de canibalismo. Puede llegar a depredar sobre cangrejos rojos e incluso vertebrados, como pueden ser algunas pequeñas aves o roedores.
El cangrejo de los cocoteros es familiar cercano del cangrejo ermitaño. A pesar de ello, solo los ejemplares jóvenes utilizan caparazones para proteger su abdomen, incluso pueden aprovechar las cáscaras de los cocos. En su edad adulta, no emplean caparazones ajenos, sino que endurecen su abdomen con depósitos de calcio y queratina. Esto protege al animal y reduce la pérdida de humedad, aunque lo muda de forma periódica. Durante esos 30 días de muda, su cuerpo se vuelve débil y vulnerable, por lo que este atrópodo suele esconderse para no convertirse en presa fácil.
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